miércoles, septiembre 13, 2006

Biografía de Silvia la "Trigueña" y Carlos Dávila

Silvia Pizarro Araos, nació en el cerro Barón, el 5 de Agosto de 1935. Cantante precoz, a la edad de cinco años fue invitada al Teatro Barón a cantar, ocasión en la cuál interpretó canciones de una cantante cubana llamada Margarita Lecuona. Siempre aficionada al canto, aunque en su familia no habían músicos, alrededor de los catorce años integra el dúo “Las Trigueñitas” junta a una cantante italiana llamada Italia Balestri, quien cantaba en el dúo “Las Rosanas”, y junto a Amelia Muñoz al piano, con quienes interpretaban principalmente valses y boleros, y con las cuales se presentaban en el auditorio de la Radio Cooperativa en Valparaíso, acompañadas por músicos porteños como Enrique Riffo, Hernán Bahamondes y Maldonado Sarmiento. Cuando Silvia tenía alrededor de once años, se fue acompañada de su madre a trabajar a Santiago, junto a “Las Trigueñitas”, con quienes estaban contratadas para presentarse en el auditorio de la Radio Minería, con el afamado hombre de radio y televisión Raúl Matas, como conductor. En estas y otras presentaciones en la Radio Cooperativa, era acompañada entre otros músicos, por el gran guitarrista Humberto Campos. Por medio también de Raúl Matas, estuvieron también trabajando en otro local histórico de la bohemia santiaguina de esos tiempos, como era el “Goyesca”, en la boite “El Club de Medianoche” del argentino Alfredo Fanuelle, y en un local llamado “Rancho Grande” ubicado en la calle Rondizzoni, lugar en donde conocería a su marido y más tarde compañero musical de más de cincuenta años, don Carlos Dávila. Carlos Dávila Galarza nació en la ciudad de Jauja, Perú, el 4 de Noviembre de mil novecientos y tantos (sic). Aprendió a tocar la guitarra en su juventud. Cuando tenía alrededor de dieciocho años, el pianista Ramón Urízar lo llamó para integrarse como guitarrista y segunda voz al grupo “Los Mensajeros del Perú” con la primera voz del famoso cantante peruano, Luis Abanto Morales. Con Felipe Coronel Rueda en la primera guitarra, comenzaron una gira por el norte del Perú, presentándose en radios y diversos lugares, gira la cuál mas tarde terminaría en Iquique, lugar en donde fueron contactados por la radio Cooperativa Vitalicia para seguir su gira a través de Chile, terminando esta con presentaciones en Valparaíso y Santiago. Cuando llegaron a Valparaíso, en una de sus presentaciones los vio Armando Canales, quien estaba inaugurando la recordada boite “American Bar” en la Plaza Echaurren. En este local estuvieron alrededor de seis meses trabajando como grupo estable, en jornadas diarias de seis a doce de la noche. También se presentaron en radios de la ciudad y los domingos como era de costumbre, en las Quintas de San Roque. Después de pasar por Santiago y tener presentaciones en quintas de recreo como la famosa “El Rosedal” del paradero 18 de Gran Avenida, así como en los ya míticos “Picaresque” y “Humoresque”, entre otros locales, Carlos y el grupo partieron a Buenos Aires en el año 1949, presentándose esta vez en diferentes cafetines y realizando actuaciones en la Radio Belgrano y en el canal de televisión que esta radioemisora también tenía. Al año siguiente, y con meses de atraso, “Los Mensajeros del Perú” volvieron a Santiago, donde su debut en el local “Rancho Grande”, donde se encontraba trabajando Silvia, era desde hacía tiempo anunciado en los diarios. En uno de estos anuncios, esta joven cantante vio la foto de un guitarrista peruano que le había llamado bastante la atención, y Carlos por su parte, también había visto en estos anuncios una foto de una hermosa joven que se presentaba con su grupo en dicho local. Fue entonces cosa de tiempo que comenzarán ambos a enamorarse, amor que fue consagrado en la Iglesia de San Francisco en el cerro Barón de Valparaíso, frente a la casa en la cuál hacía dieciséis años, Silvia había nacido. Con anterioridad al casamiento, “Los Mensajeros del Perú” se disolvieron durante su segunda visita en Santiago. Entro un tiempo Eduardo “Zambo” Salas a reemplazar a Luis Abanto Morales, pero la vida de Carlos Dávila se trasladará definitivamente a Valparaíso, en donde junto a Silvia y el acordeonista Eduardo Ossandon, formarán el grupo “Chile Lindo”. Aquí partieron trabajando en un amplio restaurant típico llamado “El Rancho Criollo” ubicado en la calle 15 Norte de Viña del Mar, cuyo dueño era don Juan Vásquez, quien mas tarde actuaría muchas veces como representante de este y otros grupos. En este local se presentaban principalmente los fines de semana, en jornadas que comenzaban a las diez de la noche y que se extendían hasta las cinco de la mañana, en donde también se presentaban otros grupos tradicionales, como Luchito Zapata con las Hermanas Aguilera, El Dúo León-Ríos, el Dúo Ugarte-Matus, entre otros. En esos años también se irían de gira por Chile con un grupo argentino llamado “Carliño y su Bandita”, en donde desempeñaba una casi insignificante labor, quien más tarde sería el reconocido artista, “Palito” Ortega. Hace aproximadamente 33 años formaron el grupo “Los Huasos Ladinos”, nombre que fue tomado con la autorización de su autor, el afamado acordeonista y compositor chileno Luis Bahamonde, de una de sus tonadas. Este grupo que lo integró en un principio Mario Cavas en la guitarra y que desde hace por lo menos treinta años cuenta con César Olivares en su formación oficial, se ha presentado dos veces en el Festival de la Canción de Viña del Mar, así como también en el Festival del Huaso de Olmué a donde fueron a presentar la cueca ganadora del Festival de la Cueca y la Tonada Inédita del Membrillo, “Chingana de Guapo”, así como en rodeos y en diversos lugares del país. “Silvia la Trigueña y los Huasos Ladinos”, cultivan principalmente un estilo más bien tradicional de folclor chileno y cuentan en su amplísimo repertorio, una larga lista de valses peruanos, boleros y otros estilos musicales propios del heterogéneo cancionero tradicional porteño. La Sra. Silvia y don Carlos tienen dos hijos, el mayor avecindado hace más de veinte años en Noruega, y el menor, vive desde hace muy poco tiempo en Canadá. Ambos viven actualmente en Barón, cerro en el cuál han pasado la mayor parte de sus vidas.

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